En los documentos curriculares
se pide que los ejes transversales, sean atendidas a partir de las distintas
áreas, impregnando la actividad educativa en su conjunto, de manera que cada
área en particular contribuya en alguna medida a su desarrollo y todas las áreas
en su conjunto proporcionen un tratamiento completo de lo transversal, por
tanto, este principio de “impregnar” las áreas curriculares de objetivos y
contenidos de las diferentes Líneas Transversales debe marcar el enfoque
metodológico de lo transversal. Y este principio es el que nos da la clave para
afrontar el hecho evaluador en las aulas.
Los equipos docentes de los
centros deben elaborar, entre otros documentos más, un Proyecto Curricular del Centro,
en el que se plasmen consensuadamente objetivos, contenidos y líneas de actuación
en general que se van a seguir en las diferentes etapas educativas. El citado
documento se compone de un conjunto de decisiones muy interrelacionadas entre
sí, entre las que, por supuesto, están las que atañen a la evaluación de lo
transversal. Es lo que se ha dado en llamar “decisiones en cascada” de los
equipos docentes.
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